Otro minero llevo a Pablo a la compuerta Nº 12 en donde reemplazaría a otro niño que había sido aplastado allí el día anterior. Antes de retirarse, el padre de Pablo fue amenazado por el jefe de que lo iba a echar si no cumplía con la meta diaria de 5 cajones de mineral extraído.
El trabajo del niño consistía en abrir una compuerta cada vez que debían pasar los caballos tirando los carros con carbón. Como el niño quería irse su padre lo amarro con un cordel a un poste. El padre luego corrió mientras escuchaba los gritos y llantos de su hijo llamando a su madre.
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